Dulce noche buena por mirada llevas un faro,
por caderas posees dunas de talco caro.
Sirena de cuerpo blanco, sirena lagunera,
asombrado estoy de tu negra cabellera.
Mujer, por el puerto voy cautivado por tu voz,
tarareando tu canción y bailando con el sol
que a pesar de ser grande, intenso y rojo
no termina por calentar la nevera de tu piel;
Tu boca angosta es una fría pradera de invierno,
tus manos son como cristales de hielo.
Aquí entro yo: volcán de cumbres secas,
tormenta de arena y pasión de primavera.
Brisa navideña, tus mejillas son glaciares
y mis labios arden como incendios forestales.