Como el frÃo invierno me dejaron tus besos
en el otoño infierno de un amor que parecÃa eterno.
Como el joven soñador me dejaron tus desprecios
y sólo me quedaron poemas que no tienen precio.
Octubres otros me encontré con depresión y delirio
por la inalcanzable, blanca, pureza de lirio.
Por momentos los nocturnos parecÃan romances
y los ocasos auroras boreales.
La estructura de los versos
se confundÃa con las olas de los mares
y los poetas volvÃan de tumbas y cementerios
a escribir melodÃas y sonetos.
Pero como todo lo mortal el siempre se vuelve instante
y lo instante una noche distante.
Por primera vez escribo para mÃ,
para mis lunas de octubre y un noviembre sin lumbre.